La habilidad para controlar y conocer las emociones constituye un elemento esencial para hacer frente a situaciones cotidianas con una actitud netamente positiva.
Recuerda el optimismo fortalece las defensas y protege nuestro organismo de enfermedades.
Una persona contenta en el plano personal se siente mejor que quien no encuentra sentido a su vida.
Las personas saludables se sienten fuertes, menos indefensas y no temen perder el control de sus vidas. Suelen superar crisis vitales y refuerzan su resistencia.
Muchas personas que viven sometidas a considerables presiones se mantienen sanas, mientras otras se enferman sin soportar cargas adicionales.
A las personas saludables se les definen como curtidas porque el conjunto de defensas psíquicas, es decir las personas saludables toman los cambios como retos, y no los considera una amenaza.
Debemos tener la convicción de que las cosas irán bien más allá de los contratiempos, los optimistas aprenden de cada fracaso y consideran que siempre pueden cambiar aquello que han hecho mal, en cambio, los pesimistas estiman que no existe nada que ellos puedan hacer para que las cosas salgan mejor.
Las actitudes y pensamientos positivos ejercen un beneficioso papel sobre el sistema inmunológico y sobre la salud en general, tanto estética, física y mental.
Las reglas de oro
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