El contacto físico no es sólo algo agradable, es necesario. La investigación científica apoya la teoría de que la estimulación por el contacto es primordial para el bienestar físico-emocional.
Las personas que practican esta terapia se mantienen jóvenes por más tiempo además cuentan con estos beneficios:
En realidad, abrazante y abrazado desempeñan papeles intercambiables. Como abrazoterapeuta, uno está abierto al niño que lleva adentro, necesitado de amor, seguridad, apoyo, cariño y juegos, en tanto se ofrece a las mismas necesidades por parte del otro.
No juzga ni culpa. Pero sabe reconocer que muchos de nosotros, no hemos aprendido a pedir el apoyo emocional que necesitamos. Si desde la Infancia han escaseado el amor o el apoyo (o los juegos) tal vez nos sintamos heridos.
Se sabe respetar los conflictos y ofrecer comprensión, risas, palabras suaves y abundantes abrazos. No es sólo para los solitarios y los doloridos. También da mayor salud al saludable, más felicidad al feliz y el más seguro entre nosotros se sentirá aun más seguro.
El abrazo es para todos. El precio de abrazar es el riesgo de que nuestro abrazo sea rechazado o mal interpretado. Queremos dar amor y contacto físico, tanto como ser amados y tocados. Si nos vemos privados de amor y contacto, el amor retenido puede convertirse en dolor.
Los abrazos ayudan a aliviar ese dolor. Cuando nos arriesgamos a un abrazo afirmamos nuestra maravillosa capacidad de compartir. Cuando nos volcamos hacia afuera y tocamos a otros, estamos en libertad de descubrir la compasión, junto con la capacidad de alegría, que existe en todos nosotros. Según vamos transformándonos en abrazantes más espontáneos y descubrimos tales riquezas interiores, el precio comienza a parecernos relativamente bajo.
This website uses cookies.