Estoy segura de que muchas veces nos hemos topado con alguna mentira de nuestros hijos a veces de la manera mas inocente y otras veces con toda la intención, lo cierto es que los niños la utilizan como una forma normal de comunicarse.
Por ello te presento algunas pautas que pueden servir de base y para abordar con mayor serenidad el tema de las mentiras.
Los menores de 7 años confunden la realidad con la fantasia. Por ello sus juegos parecen tan vívidamente reales. Cuando el pequeño nos dice “Tengo 15 hermanitos a los que tengo que cuidar “ nos esta invitando a participar de su fantasia y no esta intencionalmente queriendo engañarnos. Este tipò de mentiras es inocente y sobre todo sin querer conseguir ningún beneficio con ello.
Despues de los 7 años el pequeño empieza a tener mayor conciencia de su realidad y se da cuenta que a veces falseando la verdad puede conseguir ciertos beneficios.
Cuando el niño mayorcito miente, puede ser por diversas razones:
El que miente es porque lo necesita. Con la mentira, el niño nos está diciendo “auxilio”.
Cuando la mentira es surgida de la fantasía, normalmente con la madurez del niño, ésta desaparece. Cuando se trata de mentira propiamente dicha, tendríamos que preocuparnos si es recurrente o si se presenta como:
a. Mentira patológica: La famosa “mitomanía” que surge del niño que intenta persuadir y convencer a los demás de la realidad de sus relatos. Esta es la mentira que se vuelve habitual, una forma normal de reaccionar en el niño.
b. Mentira neurótica: Surge como producto de un nivel elevado de ansiedad en el niño o del temor en general. Por ejemplo el caso del niño que habitualmente miente acusando a sus profesores de mal trato para ocultar su rechazo escolar.
Ahora lo primero que tenemos que hacer como padres o maestros es determinar qué tipo de mentira es con la que estamos lidiando y, sobre todo, qué la está motivando.
Si no sabemos cuál es la causa de ese “auxilio” desesperado en el niño, corremos el riesgo de equivocarnos en la intervención.
Será necesario:
Lo ideal es que estas condiciones se den a modo de prevenir la mentira en el niño. Si estas condiciones se dan en su hogar, seguramente el hábito de la mentira no se dará; o si es que ya existe, irá desapareciendo en el niño. Si no llegara a desaparecer, lo más recomendable es buscar orientación profesional.
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