Recuerdas cuando eras pequeña como te llevabas con tus hermanos, a que jugaban, cuánto tiempo pasaban juntos y si pudieras compararla con la relación que tienen ahora podrías obtener buenos resultados.
Pues bien la rivalidad y los celos entre los hermanos es un hecho completamente normal, solo hay que saber manejarlo con inteligencia, sensibilidad, cariño y buen humor.
Debemos entender que el origen de la rivalidad es la competencia por el afecto y preferencia de sus padres. Los pleitos entre hermanos casi siempre inician por razones aparentemente sin importancia, por ejemplo, quien va al frente en el carro, quien es el último en bañarse, por escoger el programa de televisión, por no querer compartir sus juguetes, por lo que se les compra o deja de comprar.
Los hermanos pequeños a veces tienen la impresión de que sus hermanos mayores pueden hacer todo lo que quieren y por otro lado, los hermanos mayores tienen la sensación de que el bebe de la casa es el centro de atención de la vida familiar.
Es importante considerar que los celos tienen que ver con las emociones, no con los objetos o privilegios. Si un niño piensa que su hermano tuvo mejor regalo de cumpleaños que él, regalarle uno mejor no cambia nada la idea. Es el sentimiento lo que se tiene que atender. Lo mejor que podemos hacer en esos caso s es acércanos al pequeño y entender a fondo su sentimiento, una vez que el niño se siente comprendido, pueden pensar juntos en las posibles soluciones.
No siempre será posible evitar las discusiones, pero si se puede prevenir que se desborden o que ocurran con frecuencia.
A continuación te presento algunas sugerencias para resolver estos conflictos o ayudarlos a resolverlo entre ellos:
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